En el periodo de posguerra tras la Primera Guerra Mundial, el gran perdedor es el pueblo alemán. Alemania está derrotada, endeudada e inmersa en una crisis económica que contrasta con el comienzo de los felices años 20 en Estados Unidos, el gran de vencedor, que además conserva toda su capacidad productiva.
La inflación alemana se disparó y los precios llegaron a subir hasta 1.000.000.000.000% en 1923. Mientras, en Nueva York aprendían a bailar el charleston.
Es en este contexto en el que nace la primera película expresionista de la Historia, y cuna del cine de Terror, El gabinete del doctor Caligari, en 1920, en Alemania, por supuesto.
La cinta narra la relación entre un doctor y un sonámbulo al que mantiene hipnotizado y que comete crímenes por órdenes del primero, de forma que éste siempre queda impune. En la lectura que se ha hecho a posteriori del argumento, el doctor Caligari representaría al poder, mientras el sonámbulo es el pueblo, manipulado y deshumanizado, que cumple las órdenes de matar mientras el poder ni siquiera se mancha las manos, como metáfora de lo sucedido en la hasta entonces llamada Gran Guerra.
A esta película la seguiría Nosferatu, en 1929, la historia de un aristócrata que se alimenta de la sangre del pueblo. Es en realidad la historia Drácula pero con algunos cambios, como por ejemplo el nombre, para evitar el pago de los derechos de autor.