Club de lectura econoplástico (Parte 7)

Cuentos chinos de la Economía y otros chascarrillos para acabar con el sistema, Los Econoplastas (Ediciones Lentas, 2012). Lectura y comentario:

2. Factores productivos y agentes económicos > Ahora que ya tenemos clarísima la definición y objetivo de la Economía (o no) pasamos a estudiar las “piezas del juego” y los “protagonistas” del mismo. Hablamos en la anterior parte de los  Los recursos naturales. Abordamos a continuación:

2.2. El trabajo: como dice el texto, ¿qué decir del trabajo? Llamado factor productivo cuando realmente se trata de una labor de las personas. Vidas de las personas consideradas un coste para las empresas. Una labor difícilmente clasificable: «igual enriquece que esclaviza, igual preocupa al que no lo tiene que al que consume su vida con él, igual es inestable, precario o mileurista que gratifica desmesuradamente, igual es socialmente provechoso que discrimina o perjudica a las personas, igual añade valor al Producto Interior Bruto que queda fuera de la contabilidad nacional al confundir trabajo con empleo asalariado…»

Sin duda, la introducción de la tecnología ha cambiado el concepto tradicional del trabajo en muchas tareas. A la vez vivimos inmersos en un proceso de globalización económica que promueve la deslocalización industrial y la competencia a la baja en cuanto a las condiciones de trabajo.

la-mano-invisible-9788432209338Una lectura muy recomendable para reflexionar sobre el trabajo hoy en día es «La mano invisible» de Isaac Rosa. Libro del que también tenemos una reseña en nuestra web: http://econoplastas.org/2014/01/27/la-mano-invisible-de-isaac-rosa/

“No, ellos no estaban aquí por nada de todo aquello que alguna vez les prometieron que sería el mundo del trabajo: realizarse como persona, ganar una identidad, participar en sociedad, contribuir al desarrollo, aportar cada uno según su capacidad para recibir según su necesidad, aprender, crecer, sentirse plenos, encontrar su lugar en el mundo, nada de eso. Estaban aquí por dinero, aunque ellos mismos evitasen hablar de dinero, por ese pudor que nos hace pensar que hacemos lo que hacemos por otros motivos, estaban aquí por dinero, porque su trabajo, su vida, lo sabe él mejor que nadie, se reduce a eso, perdidas otras motivaciones, decepcionados por promesas incumplidas: a ganar dinero, no mucho, ni siquiera lo justo, apenas para vivir, para cubrir sus necesidades y tal vez para consolarse al final del día, al final de la semana”.

 

 

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